Este proceso incluye la creación porque cada alma es creadora de recorridos, experiencia y vivencias fuera y dentro de la materia.
En este proceso de creación progresiva la espiral tiene un punto de inicio como la clave que sujeta la evolución, pero no admite un final porque está estrictamente vinculada a la eternidad.
Entro en este espacio ahora, en este descubrimiento que siempre me ha acompañado bajo la forma de espiral y que, en este momento, concreto en un proyecto que aspira al cambio evolutivo y está conectado con el aspecto desconocido del yo. Por eso se trata de una aventura que, por primera vez para mí, no aspira a alcanzar resultados, sino a fluir y a dejarse llevar por la fuerza del motu continuo: la fundación de un movimiento profundo que desde dentro entra en expansión en el éter creando una vibración que aumenta progresivamente en cada vuelta de espiral, en cada voluta. Así que volvendo se convierte en una sonoridad en el silencio del cosmos, una voz en la oscuridad, una frecuencia en crecimiento, energía en expansión, consciencia en evolución.
He aquí lo que subyace en mi espiral. La espiral atrae por resonancia e involucra cualquier frecuencia símil para participar y contribuir a una evolución consciente y despierta, y a llevar dicha energía como información y vibración a quienes lo deseen o puedan beneficiarse de ella.
Bienvenido a mi espacio en el que todo está siempre en evolución, ¡al igual que nosotros!